martes, 8 de diciembre de 2009
Bienvenida a nuestro Staff.
En esta oportunidad me complace dirigirme a ustedes, queridos usuarios, en nombre del Concejo Municipal que dignamente presido, del Personal administrativo, de todos los habitantes del Municipio de San José Guayabal, Departamento de Cuscatlan, República de El Salvador C. A. y en el mío propio; augurándoles éxitos y bendiciones en todos sus proyectos e ideales. Consciente de todos los retos y desafíos que a diario nos enfrentamos en este Mundo Globalizado, es de mucha importancia que nuestro Municipio San José Guayabal, se encuentre en el camino del desarrollo tecnológico e informático.
Es por eso que estamos abriendo puertas de modernización que nos permitan dar a conocer espacios informativos e interactivos, con lo cual incrementamos el desarrollo sostenible de nuestra población; Ocasión que aprovechamos para mostrarnos al Mundo con nuestro SITIO WEB, siendo ésta de suma importancia para los objetivos de nuestra población; consistiendo un instrumento de Informática que nos permite ponernos en contacto con nuestros compatriotas que están en el extranjero y también a los cooperantes internacionales, que puedan informarse de lo que acontece en nuestro Municipio para conocer sobre la visión edilicia, logros alcanzados, proyección social, proyectos de desarrollo local que día a día hace de nuestro Municipio un mejor lugar donde vivir. También nuestra Cultura, Patrimonio, Riqueza Natural y el Desarrollo Turistico que nuestro querido Municipio de San José Guayabal posee.
Estamos convencidos que se está realizando un buen trabajo, con honestidad, responsabilidad y transparencia; buscando siempre el bienestar de todos, también estamos conscientes que no ha sido suficiente, pero que unidos todos, con empeño, energía y creatividad, seguiremos adelante con el desarrollo integral de nuestro Municipio.
Mauricio Arturo Vilanova
Alcalde Municipal
El pueblo de las candelas
San José Guayabal, en el departamento de Cuscatlán, no sólo se caracteriza por su famosa romería en honor a Jesús del Rescate, sino también por la fabricación de coloridas velas y pequeñas figuras de estearina.
En San José Guayabal, el personaje religioso al que sus pobladores le brindan honor y veneración es Jesús del Rescate, representado con un pequeño Cristo crucificado.
Su imagen se halla en un estilizado altar de madera, rodeada de flores y pequeñas figuras humanas hechas de cera (de aproximadamente
Estas candelas y las figuras de estearina (cuerpos , ojos, brazos, corazones o piernas) son colocadas por los feligreses al pie de las imágenes, ya sea como una muestra de agradecimiento por favores recibidos o como un regalo al momento de pedir algún milagro.
Tanto los pequeños cirios como las figuras de cera son fabricadas en esa población por mujeres, hombres y niños, quienes día a día se preocupan por rescatar esa tradición. La elaboración de estos productos es el principal patrimonio de esa localidad.
Mucha dedicación
En este pueblo son aproximadamente 15 las familias que se dedican a la elaboración de esos productos religiosos en los barrios El Niño, San Agustín y La Virgen.
Una de estas fábricas pertenece a doña Isabel Ramírez, de 63 años, quien por cinco décadas se ha dedicado a preservar esta tradición.
Ella, junto a dos de sus hijos, trabaja mañana y tarde en su pequeña vivienda, dando forma a las coloridas velas, que son adornadas con delgadas tiras de papel esmaltado.
“Desde que tenía 15 años aprendí a hacer velas. Una tía mía se enseñó a elaborarlas. También fabricamos las figuritas de estearina y candelas de cebo”, comenta con una amplia sonrisa.
Según esta experimentada artesana, la fabricación requiere de mucho esfuerzo, dedicación y precaución.
“Al momento de trabajar debemos tener cuidado de no quemarnos con la cera caliente”, añade.
Proceso cálido
En la actualidad, el proceso empleado en la fabricación de velas es el mismo utilizado desde hace ya varias décadas. Para su elaboración se utiliza hilo grueso, parafina, pintura en polvo y papel estaño. En algunos casos se emplean estampitas religiosas para adornar los cirios.
En la orilla de una rueda de metal (que cuelga desde un alambre o un árbol) se cuelgan los trozos de hilo previamente encerados. Luego a cada una mecha se le aplica de cinco a diez baños de estearina caliente hasta tomar el grosor deseado.
Para la fabricación de los figuras se utiliza estearina amarilla y moldes especiales hechos de barro.
Según doña Isabel, la producción de velas es variada. Algunas veces elabora hasta 800 candelas diarias, cuyos precios oscilan entre ¢1.00 y ¢12.50.
Las velas de San José Guayabal no sólo son vendidas en su romería, sino también en otras festividades religiosas, como las realizadas en San Antonio del Monte, San Ramón y El Rosario (Cuscatlán).
La fabricación de velas es una tradición que se niega a desaparecer en esta pintoresca población. Y es que gracias a estos objetos de cera, muchos feligreses tienen la oportunidad de iluminarse y de brindarle gratitud a Dios, a sus santos y a las vírgenes.
Ubicacion Geografica.
Ubicacion Geografica
El Municipio de San José Guayabal esta ubicado en el Departamento de Cuscatlan, Republica de El Salvador; tiene una extensión territorial de 42.47 kms2 a 580 metros sobre el nivel del mar.
El área urbana cuenta con 42.15 kms2 y el área rural con 0.59 kms.2 de extensión. Para su administración, el municipio se divide en 9 cantones, 33 caseríos, 5 barrios, 2 lotificaciones y una comunidad.
El actual Municipio de San José Guayabal, pertenece al Distrito de Suchitoto en el Departamento de Cuscatlán. Está limitada al Norte por el Municipio de Suchitoto; al Este, por el Municipio de Tenancingo; al Sur, por el Municipio de Oratorio de Concepción; y al Oeste, por los Municipios de Tonacatepeque y Guazapa, del Departamento de San Salvador.
Historia San Jose Guayabal.
Historia del Municipio
ORÍGENES. En el siglo XVIII, se constituyó en jurisdicción del Curato de Tonacatepeque, una aldea o valle denominado El Guayabal, por la abundancia de árboles de guayabo. En 1770, época de la visita pastoral del arzobispo Monseñor Pedro Cortés y Larraz, éste villorrio de ladinos tenía una población de 593 personas, repartidas en 93 familias, y era la aldea más importante de la comarca. El cura párroco de Tonacatepeque, presbítero José Moetancourth, señaló a su Señoría Ilustrísima: “que los ladinos del valle de Guayabal, casi la mayor parte de ellos son poco o nada puntuales en la asistencia de la misma y doctrina cristiana”. Y monseñor Cortés y Larraz después de indicar que la información del cura referido ha sido suprimida casi toda. “por ser escrito muy difuso”, comenta lo siguiente:
“”” Con todo –dice- se deja ver un valle de ladinos (El Guayabal) a nueve leguas, y (al que se llega) por malos caminos, con alguna gente, que no puede vivir (sino) en varios desórdenes y con ignorancia de las verdades más esenciales del cristianismo, como también sin disposición para ser instruidos ni vivir como cristianos, porque en semejantes valles ni hay templo, ni escuela, ni sujeción, ni gobierno, y cada cual vive a su antojo”””. En sus comentarios, el ilustrado arzobispo cree oportuno y conveniente precisar que se entiende por valles y a que se reducen éstos: “”Se dicen valles –manifiesta-, por serlo propiamente, a causa de que ellos y solicitando que haya aguas abundantes, o al menos suficientes, se establecen varias familias de ladinos y hacen en ellos sus siembras y tienen algún ganado, pero muy poco y sólo para su uso. No sé con que facultades hagan estos establecimientos, pero es muy de temer que no tengan algunas, ni para esto obtengan licencia”””.
“En estos valles – agrega -, suele vivir mucha gente, en unos más y en otros menos, las casas que se forman no tienen conexión ni unión con otras, de modo que no es figura de pueblo: aquí hay cuatro o seis, a un cuarto de legua hay otras tantas, etc., y con este motivo ocupan los valles mucho terreno. Hay otros que tienen menos, hay otros que tienen mucho más, y con esto, en unos hay más familias que en otros, pero generalmente en todos hay muchas, pues este Valle del Guayabal no se reputa por de nombre ni numeroso, y con todo tiene 93 familias con 593 personas””. “Antes de continuar el asunto, me parece (necesario) prevenir: que (en) lo que respecta a los ladinos se dicen valles; en orden a los indios se llaman pajuides, hatos o estancuelas, bien que éstos infelices no reparan (en) establecerse en cualquier territorio, bueno o malo, sea valle, sea monte, sea quebradura, sea como fuere; pero los ladinos eligen tierras buenas, en los valles, en donde podrían formarse pueblos crecidos, útiles y hermosos””. “En dichos valles (villorrios de ladinos, dice monseñor) no hay templo, ni capilla, ni ayuntamiento, ni alcalde, ni quien gobierne, y cada cual vive a su arbitrio y dueño despótico de sus acciones”, agregando que, en algunos de estos poblados, por orden de la Real Audiencia se puso un alcalde pedáneo, que fue “remedio tan débil”, dice, porque los ladinos inventaban mil maneras para sustraerse de su pobre autoridad y una de ellas era la de abandonar su poblado e irse a un valle inmediato que careciera de dicha autoridad. Finalmente, el arzobispo Cortés y Larraz propone como explicación y definición de lo que debe entender por valle, la siguiente: “Pueblos derramados, sin la menor sujeción a Dios, a la Iglesia ni al Rey, sin otra ley que gobierne, que el gusto, antojo y capricho de cada uno”. “Y siendo el capricho y antojo de semejantes gentes sin educación y sin crianza –comenta-, cada cual deducirá la vida y costumbres de los que viven en los valles”.
ERECCION DEL MUNICIPIO. Un valle o caserío de ladinos tan florecientes como El Guayabal, sin ninguna sujeción a la autoridad real ni a la eclesiástica, no podía ni debía pertenecer más tiempo, como apunta monseñor Cortés y Larraz, sujeta al gusto, antojo y capricho de cada uno de sus habitantes.
Con el objeto de curar ese mal y agrupar en una sola población –crecida, útil y hermosa- a los vecinos de varias aldeas comacaranas, el Corregidor Intendente, don José Ortiz de la Peña, comisionó al agrimensor real don Francisco José Vallejo para que trazara el plano de la nueva población.
El señor Vallejo concluyó su trabajo el 13 de noviembre de 1786 y el mismo día, en su ceremonia verdaderamente caballeresco, el señor Ortiz de la Peña, en nombre de su majestad, fundó solamente el pueblo de El Guayabal, con 200 familias (unas 1,000 almas) que residían en los valles ladinos de El Guayabal, San José, Santa Inés y Montepeque, a quienes se les repartió los correspondientes solares.
Ortiz de la Peña, el fundador de San José Guayabal, era abogado de los Reales Consejos, del gremio y claustro de la Universidad de Salamanca; en diciembre de 1777, había sido designado oidor de la Real Audiencia de Guatemala y el 29 de mayo de 1786 había tomado posesión del cargo de Primer Corregidor Intendente de la Intendencia de San Salvador, su gestión administrativa se señaló como progresista. El nuevo pueblo, que se incorporó en el partido de San Salvador, progresó rápidamente, y en 1807, según apunta el Corregidor Intendente don Antonio Gutiérrez y Ulloa, contaba con una población de 1,150 habitantes, étnicamente repartidos así: 15 españoles, 120 indígenas y 1,415 ladinos.
El año 1815 se inauguró solamente la Iglesia de la localidad, añeja a la parroquia de Tonacatepeque, siendo su primer cura coadjutor el presbítero don José Tiburcio de Aráosla.
ÉPOCA FEDERAL El 14 de enero de 1823 hubo entre El Guayabal y Guazapa un reñido encuentro entre tropas republicanas salvadoreñas y las imperialistas mexicanas, sin resultados definitivos para ambos contendientes. Ingresó el 12 de junio de 1824 en el Departamento de San Salvador, En año de 1825 su Iglesia se convirtió en sede efímera de un curato y se estrenó la Iglesia El Calvario. Por ley del 22 de mayo de 1835, el pueblo de El Guayabal se segregó el distrito de Suchitoto, entrando al mismo tiempo a pertenecer al departamento de Cuscatlán, creado por dicha ley.
SUCESOS POSTERIORES Por Acuerdo Legislativo de 5 de febrero de 1859, se obligó a la municipalidad de San Martín Perulapán a vender a la de El Guayabal, diez caballerías de tierra, de sus ejidos, de las que estuvieren más próximas a esta población, a efecto de que los guayabalenses las ocuparan para fines agrícolas. En un informe municipal de El Guayabal, del año 1859, se dice: “Este pueblo no tiene tierras antes de ahora, sino muy pocas de mala calidad, por eso sus vecinos han sido siempre terrajeros en las haciendas, principalmente en la de Montepeque; hasta este año que la municipalidad ha comprado diez caballerías de tierra al común de indígenas de San Martín del departamento de San Salvador, existen al Sur del mismo pueblo (del) Guayabal. Se sabe que son labrantías y propias para el cultivo de granos de primera necesidad, Por la escasez de tierras que se ha dicho antes, han emigrado cosa de cincuenta familias a las jurisdicciones del mismo San Martín, Perulapía y Guazapa por la inclinación a los trabajos agrícolas”. No obstante ese éxodo, en dicho año el Guayabal tenía 2,302 habitantes, alojados en 39 casas de teja, una que otra de regular construcción y 264 de paja, haciendo un total de 303 casas.
“La población –dice un informe municipal de aquel año- tiene once calles de doce varas de ancho, seis de Este a Oeste y cinco de sur a Norte. Por la escasez de material principal no están empedradas sino dos por pequeños trechos. Por lo deleznable del terreno se ha formado un barranco que atraviesa de Norte a Sur que toca en uno de los ángulos de la plaza; cuyos progresos no se han podido contener no obstante esfuerzos de las autoridades y vecindario. Últimamente, se han construido tres calzadas, pero los temblores del mes de junio del año 1858, han arruinado dos de ellas hasta sus cimientos”. Su iglesia ya no era parroquial, pues dependía del curato de Tonacatepeque como en la antigüedad. En su jurisdicción primitiva, fuera de las diez caballerías recientemente compradas, tenía las aldeas o cantones de Piedra Labrada, Ramírez, Palo Grande, Llano de los Meléndez, Llano de los Rodríguez y la Aldea, este último el asiento prístino del valle del Guayabal.
TITULO DE VILLA Según don Guillermo Dawson, San José Guayabal “obtuvo el título de villa en febrero de 1875 y el doctor Santiago I. Barberena, que frecuentemente copia de aquél, dice que en 1875 obtuvo título de villa”. En 1890 tenía 5,800 habitantes y era “notable – apunta Dawson- por sus grandes cosechas de arroz”. 1912, según Barberena, El Guayabal era “una población de bonito aspecto, con más de 500 casas de teja, los edificios públicos necesarios para la administración y una hermosa iglesia en vías de construcción”. “En la escuela de varones –agrega- se matricularon ese año 95 alumnos, y en la de niñas, 90. Hay también escuela especial de música y escuela nocturna”.
Mision y Vision.
MISION
Crear programas de integración y comunicación para el municipio de San José Guayabal a nivel interno y externo aplicando diferentes estrategias de relaciones públicas y comunicaciones para proyectar al municipio en el sector turismo.
VISION
Ser una asociación reconocida a nivel nacional y regional por el espíritu emprendedor de los diversos sectores que la conforman, buscando el mejoramiento de la imagen brindando una experiencia inolvidable para los visitantes.
OBJETIVOS GENERALES.
Desarrollar un plan de relaciones publicas que sea aplicable para la nueva asociación que será creada con el fin de mejorar la imagen interna y externa del municipio.
ESPECIFICO
Conocer las deficiencias que tiene el municipio y así crear herramientas para contrarrestarlas.
Diseñar planes y estrategias para dar a conocer San José Guayabal.
Elaborar herramientas y mecanismos de medios escritos para públicos internos y externos.